15/01/2016
Venimos de reflexionar sobre la sencillez proviniente "de la sabiduría".
De "el tratar" de ser simultáneamente maestro y discípulo.
De funcionar por la vida cómo creemos que las personas inteligentes que conocemos lo hacen. O así al menos da la impresión que actúa mucha de la gente que por aquí "admiramos".
Centrándonos,
expresar primero una obviedad sobre la música que de verdad nos llega. Un pensamiento que se presenta habitualmente en nuestras cabezas mientras escuchamos bandas de las últimas cuatro décadas, unido a lo que se ha intentado expresar en las líneas que encabezan la presente, están relacionados a la postre con el autor que ocupará en unos instantes este espacio:
es de todos ustedes bien sabido que la estela tras la Velvet Underground continúa siendo pese al paso del tiempo, muuuuuuuuuuyy alargaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaada.
Los efectos provocados entre los que han sufrido su exposición han ido reapareciendo en diferentes épocas, formas y colores desde su volatización allá por inicios de los años setenta, siendo incontables los artistas y bandas que se han visto influenciados de una manera u otras, más o menos aparente dependiendo de los casos, por alguna de las vertientes musicales en que sentaron cátedra los 4 "ángeles de la muerte" que deambularon por el Upper East Side newyorkino.
Y resulta que un gran porcentaje de las músicas que muestran el reflejo de aquellos ... acaban sin remedio derritiéndonos el corazón.
En el día de hoy vamos con otro de los personajes que engrandecen ésto del pop, el cuál también cayó en el embrujo drogata velvetiano en su versión más melódica, más poppie.
vuelve a la palestra del pop-rock sacando ´Spilt Milk´el pasado 8 de enero mediante Fortuna POP! [Slumberland Records para los USA el 12 de febrero].
Siendo un trabajo que se revela como la joyita semienterrada al lado de pomposas montañas de bisutería barata, con un pop de guitarras elegante y causante de placenteras sensaciones en el que brillan sobremanera el trío inicial de cortes que pudiéramos conocer previamente al lanzamiento presentado. Trabajo en dónde reúne un conjunto de 10 canciones que situaremos en un lugar entre la velvet del 69´- 70´ y una especie de folk psicodélico británico con cierta crudeza eléctrica, dejando detrás de sí un aroma a álbum artesanal, cimentado en un pop maduro, franco y cautivador por momentos, que junto a otros discos repasados en los recientes meses nos ayudará a superar viejos prejuicios que no nos permitían dar la bienvenida convenientemente al uso del humor como instrumento digno entre los sonidos que nos encandilaban. Quizá ayudando a esas percepciones de familiaridad y cercanía que nos trae, el haber sido grabado en el cobijo del estudio casero de su colega James Hoare.
No obstante y pese a destacar los 3 primeros títulos del disco, si tienen oportunidad, no se queden sólo en la superficie y buceen entre la nutritiva lactosa derramada para descubrir las letras siempre importantes en las creaciones de Pete o esas contagiosas maravillas que contiene como es el caso de "The Getting There", "Very Good Lock" o el cierre, "Oh You".
Recibiendo lecciones del profe PETE ASTOR |
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